España es especialmente eficiente al investigar sobre cáncer: con menos de la mitad de presupuesto per cápita que otros paÃses de su entorno saca adelante tantas publicaciones cientÃficas y de calidad muy semejante a la del resto, situándose en el top 10 mundial. AsÃ, por ejemplo, con la mitad de presupuesto que Francia y un tercio respecto a Alemania, España genera 627,5 publicaciones cientÃficas sobre cáncer por millón de habitantes, una cifra comparable a la de Francia (714) y Alemania (774). El impacto de estas publicaciones también es semejante, con 30,13 citas por publicación en el caso de España, 30 en el de Alemania y 32 en el de Francia.
Ésta es la buena noticia que se desprende del primer estudio sobre Investigación en Cáncer en España, elaborado por la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc), la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica) y la Fundación Bancaria La Caixa, y presentado la pasada semana.
Las tres entidades han recopilado por primera vez todos los datos dispersos sobre investigación oncológica de la Agencia Estatal de Investigación, el Instituto de Salud Carlos III, la Asociación Española de Bioempresas y 21 entidades filantrópicas. El resultado trae buenas noticias, pero también muchas tareas pendientes: incrementar el presupuesto público para ser menos dependientes de la industria, diversificar los tipos de investigación, reordenar prioridades, rejuvenecer las plantillas y eliminar una bolsa relativamente amplia de publicaciones de baja calidad.
La necesidad más urgente según las conclusiones del informe serÃa la de duplicar el presupuesto público dedicado a investigación en cáncer si realmente España aspira a incrementar del 53 por ciento actual al 70 por ciento la supervivencia de los pacientes con cáncer. Para ello, las tres entidades han reclamado, tal y como informó diariomedico.com la pasada semana, la elaboración inmediata de una estrategia nacional de investigación en cáncer para alcanzar las citadas cifras en 2030.
Dependencia de la industriaDe las cifras se desprende que mientras los fondos para investigar en cáncer procedentes de entidades filantrópicas han crecido un 178 por ciento entre 2010 y 2016 y los fondos europeos un 46 por ciento, las partidas de presupuestos públicos se han estancado. No han sufrido tanto recorte como el resto de la ciencia española, pero la investigación pública oncológica se ha estancado.
En la presentación del informe, la presidenta de la AECC, Isabel Orbe, ilustró el problema del estancamiento de los fondos públicos denunciando que, por ejemplo, “la financiación más elevada se produjo un año que se realizó una maratón para recaudar fondos… No puede ser que la financiación de la investigación en cáncer dependa de maratones televisivosâ€.
Concretamente, el estudio muestra que en la década 2007-2017 se invirtieron en España 1.555 millones de euros de los que 396 millones fueron fruto de convocatorias de la Agencia Estatal de Investigación , 584 millones se canalizaron a través del Instituto de Salud Carlos III, 333 millones llegaron por vÃa del Séptimo Programa Marco de Investigación de la Unión Europea y 242 millones fueron aportados por entidades filantrópicas.
Aunar en un mismo documento por primera vez los datos del sector público, filantrópico y de la industria ha permitido también saber que España es el cuarto paÃs por número de ensayos clÃnicos en cáncer iniciados entre 2007 y 2016 por millón de habitantes. Una muy buena posición. Sin embargo, según destaca el informe, el 76% de ellos son patrocinados por la industria farmacéutica, frente a cifras significativamente más bajas en Francia (49%) o Italia (62%).
Esa excesiva dependencia de la industria se traduce, según los responsables del estudio, en “falta de diversidad en los procedimientos y tipologÃas de cáncer que se investiganâ€, por lo que, en su opinión, habrÃa que fomentar los ensayos independientes, diversificar el tipo de investigaciones y no centrarse sólo en medicamentos.
A esto se suma, además, que aunque la participación de España es alta son pocos los investigadores españoles que llegan a participar en el diseño de los ensayos.
Desorden de prioridadesY es que una de las grandes tareas pendientes de la investigación oncológica española es, precisamente, reordenar sus prioridades de investigación.
El análisis ha mostrado, por un lado, que junto a publicaciones de alta calidad convive una bolsa enorme de publicaciones españolas sobre oncologÃa de media o baja calidad que implica haber perdido esfuerzos y recursos en algo prescindible.
Pero, por otro lado, las cifras revelan que el gasto público en investigación en cáncer no está bien alineado con la carga social del cáncer. Dicho en plata, hay algunos tipos de cáncer a los que se les dedica menos presupuesto para investigación de lo que les corresponderÃa si se tiene en cuenta su incidencia en la población española y, sobre todo, su mortalidad. En paralelo, otros cánceres estarÃan recibiendo más atención por parte de los investigadores deberÃan.
AsÃ, por ejemplo, el cáncer de pulmón liderarÃa con el primer puesto la mortalidad por cáncer en España, provocando un 21 por ciento de todos los fallecimientos por cáncer, pero sólo estarÃa consiguiendo absorber un 4,1 por ciento de los fondos públicos para investigación del cáncer (lo que le sitúa en el sexto puesto en financiación, por detrás de otros cánceres, mama, colorrectal, leucemia, y sistema nervioso central).
En situación parecida se encontrarÃa, por ejemplo, el cáncer de estómago, en sexto puesto en incidencia y en octavo en mortalidad, pero que ni siquiera aparece en el top 20 de financiación pública para investigación. Y el mismo problema arrastrarÃan también cánceres como los del aparato urinario, en el tercer puesto en mortalidad por cáncer en España (tras pulmón y colorrectal), pero en el puesto número 13 por financiación pública de investigaciones.
Plantillas envejecidasJunto a esa reordenación de las prioridades de investigación, diversificación de procedimientos, terapias y diagnósticos , mayor apoyo de la financiación pública y eliminación de investigaciones superfluas, el estudio pide medidas para evitar la fuga de talento y rejuvenecer las plantillas de investigadores. Sólo durante la crisis, la ausencia de convocatorias ha provocado tal competencia para conseguir financiación para proyectos que la edad media de los investigadores principales en cáncer ha crecido en tres años de 46 a 49 años y se ha detectado (de todas las disciplinas, no sólo de cáncer) la fuga de 5.000 cientÃficos, que solÃan publicar bajo el paraguas de instituciones españolas y ahora lo hacen bajo extranjeras.
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